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Los primeros años

Aprender a caminar y a hablar supone una auténtica revolución en la vida del ser humano: se podría decir que estos grandes logros, junto con el control de los esfínteres, marcan una frontera entre dos etapas de la vida, la que separa al bebé del niño de pocos años. La autonomía que adquiere el niño de aproximadamente un año es muy notable y sus progresos, continuos, pues a esta edad los niños desarrollan una actividad infatigable mientras van construyendo su personalidad.

Respecto al desarrollo físico, en tres años la talla y peso del pequeño experimentarán un importante crecimiento: las proporciones corporales abandonarán las formas clásicas del bebé para dar paso a las propias del niño. Para crecer equilibradamente, en el sentido más amplio de la palabra, el niño ha se sentirse querido. Corresponde a los padres atender estas necesidades afectivas, así como otras exigencias básicas en su calidad de vida, como la alimentación, la adquisición de los hábitos de higiene o la adaptación de los ritmos biológicos a las costumbres familiares y sociales.

Tras la lactancia, se da paso a la alimentación sólida y a la introducción de nuevos alimentos. El niño de tres años no entenderá de dietas equilibradas, pero si ha tenido a su disposición una variedad razonable de alimentos naturales, y no se le han creado prejuicios, su propio apetito le encauzará hacia una alimentación equilibrada.

En estos años desempeña un papel primordial la prevención, y en ella se incluyen el control de la salud con visitas periódicas de pediatría y puericultura y el programa de vacunaciones sistemáticas. La seguridad del pequeño es también de suma relevancia. Los accidentes domésticos -traumatismos, quemaduras, intoxicaciones, asfixias, ahogos- provocan la muerte de centenares de niños cada año. Velar por la seguridad en el hogar es absolutamente imprescindible, sin olvidar las precauciones necesarias en el vehículo o la protección frente al sol.

En este período de grandes descubrimientos, posibilitados por la insaciable curiosidad y un innato deseo de independencia, día tras día el pequeño se prepara para el gran salto: el acceso a la escuela y con él el inicio de una nueva etapa en su vida, la Infancia.

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